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Melilla, la cuna del Enduro 4×4

Hablar de Enduro 4×4, sin duda es sinónimo de hablar de Melilla. Cuando en la Península nadie sabía qué rumbo iba a tomar la modalidad off-road en su apartado de velocidad, la Ciudad Autónoma ya disponía de una elaborada prueba, que año tras año había sido depurada dando paso a un completo reglamento.

El Enduro 4×4 se diferencia del raid en que dada la naturaleza de su recorrido es necesaria la utilización de reductora en algunas zonas. En el enduro la velocidad, aunque necesaria como en cualquier prueba cronometrada, no se convierte en un factor determinante, ya que en determinadas zonas la ventaja es para los vehículos más robustos, con más prestaciones off-road, y, sobre todo, para aquellos que sepan encontrar la acertada relación entre el gas y la conservación de la mecánica.

El Enduro de Melilla fue exportado a la Península, gracias al trabajo del equipo organizador melillense, liderado por José Manuel Guillén, Julio Álvarez, periodista y organizador de pruebas off-road que ya había realizado el seguimiento de la prueba melillense, y Juan José Rodríguez, Presidente de la Comisión Todo Terreno de la FAA que de esta forma buscaba atraer a la federación andaluza a aquellos pilotos que en su día participaron en el Campeonato de Orientación, prueba que en su momento fue eliminada del calendario federativo, ya que se encontraba a medio camino entre la orientación, y la velocidad, pero sin contar con las suficientes medidas de seguridad

Aunque en un principio el objetivo era mantener el esquema melillense, con pruebas cortas, duras y con verdaderos obstáculos off road, con el paso del tiempo el enduro fue girando hacia el raid, es decir, velocidad con el menor número de obstáculos, más en la linea de la Escudería Andinas, organizadora de la Baja Almanzora.

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